Me gustaría explicarte mi experiencia personal

Soy Arturo Canals Sánchez, Terapeuta Gestalt reconocido por la AETG (Asociación Española de Terapia Gestalt). Terapeuta Corporal Bioenergético acreditado por Fedine Coach y Master en PNL por la AEPNL.

Tengo 54 años y más de veinte los he dedicado a mi profesión de empresario. Mi punto fuerte han sido los Recursos Humanos y el liderazgo de personas, áreas para las que me formé y desarrolle  mis habilidades en Inteligencia Emocional, Programación Neurolingüística y Coaching.

Soy una persona inquieta y curiosa,  con plena vocación por la relación de acompañamiento y ayuda a las personas.  Hace nueve años descubrí la Terapia Gestalt y un año más tarde la Terapia Corporal Bioenergética,  pronto me di cuenta que ambas formarían las bases de mi crecimiento personal y profesional

En ellas inicio un profundo proceso de formación, experiencia  y crecimiento que respondía a mi inquietud, curiosidad y vocación, a ello dedico mi energía  y progresivamente me retiro de mi labor empresarial.

El fruto de ese proceso  llega en Setiembre del año 2014: Gestaltvida,  el espacio que he creado para desarrollar mi labor como Terapeuta y Coach apoyado en la Terapia  Gestalt,  la Bioenergética, el Eneagrama y la PNL.

Ser Terapeuta en Terapia Gestalt y Corporal Bioenergética requiere formación y recibir años de la propia Terapia, un buen proceso personal de Terapia es fundamental para poder acompañar a las personas con neutralidad y profunda empatía. Quiero explicar cómo a lo largo de este proceso la Terapia me ha ayudado a superar trances como los que he descrito y que yo mismo he experimentado en mi vida.

La Terapia Individual me ha ayudado a superar y entender definitivamente mi Ansiedad y la Angustia que he padecido en diferentes fases de mi vida desde que tenía veinticinco años. En aquella época, me sirvieron la psicoterapia clásica y los tranquilizantes, los libros de autoayuda, la Inteligencia Emocional, el Coaching y la  PNL para sobrellevarla y darme cuenta de que detrás de mi ansiedad, había algo más que desconocía y que sólo descubrí con  Terapia Gestalt y Bioenergética: sentía miedo y tristeza que se gestaron en mi infancia y adolescencia y que habían permanecido tapadas durante muchos años.

En mi infancia había crecido como un niño bueno que respondía a las expectativas de sus padres, en la adolescencia me rebelé contra esto y me sentí perdido y desorientado. Sentí la ausencia de mi Padre (trabajaba todo el tiempo en su propia empresa) para apoyarme y guiarme y el excesivo y sobreprotector vínculo materno que, con buena intención, me hacía sentir inseguro y con miedo.

Acabé los estudios por inercia  y por la misma razón, empecé a trabajar en la empresa familiar olvidando mis deseos y necesidades. Toda la frustración de la adolescencia, la tristeza y la rabia se contuvieron en mi cuerpo que lo reflejó con una desviación de columna (chepa), alteraciones hepáticas y colesterol elevado

A partir de entonces, el trabajo fue mi prioridad. Era ambicioso y vanidoso, quería demostrarle a mi Padre que era mejor que él y que lo superaría. Estaba enfadado y peleado con él sin darme cuenta, trabajaba con mi hermana y me peleé con ella. La familia se rompió, causándome un dolor profundo que sólo la Terapia me ha permitido identificar y expresar. Sentí las primeras crisis de Ansiedad y Angustia, que por supuesto no entendía y mucho menos aceptaba. Afortunadamente, la relación de pareja y el nacimiento de mi hija pusieron freno temporal a tanta locura.

Años después, experimenté la Separación de mi pareja, era una decisión madura y consciente que me hizo sentir profundamente culpable. De nuevo me volqué en el trabajo para sentirme valioso y mi empresa se expandió hasta un nivel que nunca había imaginado.  Durante la jornada laboral, me sentía estresado y ansioso y al acabarla,  me sentía solo. Sentía que no podía expresar amor ni lo merecía, me sentía limitado para construir de nuevo una familia aunque ese era mi deseo.   Sólo la Terapia me ha permitido superar la Separación de pareja y la Culpa, ser compasivo conmigo mismo y recuperar mi Autoestima para construir nuevos vínculos de pareja y familiares sinceros y  amorosos.

Mi Padre enfermó y murió. El proceso de Duelo me permitió sentir lo mucho que le quería y expresarle gran parte de lo que callé mientras vivía.  Con el acompañamiento de mi Terapeuta, sané las heridas de mi relación con él y le di en mi corazón el lugar que le corresponde. Hoy siento su presencia y su amor incondicional como muchos años antes no había podido sentir.

La Terapia fue fundamental en mi vida para reconducirla. Hacía ya tiempo que la actividad en la empresa no me llenaba, sentía una fuerte vocación por la Terapia  y quería vender la empresa para dedicarme a ella totalmente, no me atrevía a hacerlo. Mi corazón quería volar y en mi cabeza aparecieron pensamientos de miedo a lo desconocido, peligro, dudas y amenazas que sabía infundadas pero que no podía evitar. Mi corazón, ya herido y cargado de emociones contenidas, no aguantó más y tuve un infarto, posteriormente una Depresión.  La Terapia me ayudó a expresar el dolor y la tristeza  que sentía y a no quedarme atrapado, a confiar en mis deseos y necesidades genuinos y a poner frenos a los miedos infundados, sintiéndome seguro como nunca antes lo había sentido. La Vida era un lugar confiable y  yo merecía ser feliz. Fue una época en la que la Terapia Bioenergética me ayudó muy especialmente pues con ella expresé muchas emociones largo tiempo contenidas y recuperé la energía de mi cuerpo.

La Terapia me ayudó a sentir y reconocer mis emociones,  identificarlas, hacerme cargo de ellas y  ser yo quien las gobierne y no al revés, expresándolas adecuadamente para mí y para las personas que quiero.  Aprendí a valorar la fuerza de las emociones en su justa medida: la Ira y el enfado para poner límites a quien me agredía y respetarme; La Tristeza que me permitió parar, escuchar mis necesidades y cuidar de mí;  El Miedo que había vivido de manera desmedida, irreal  y anticipatoria, volvió a su lugar aportando a mi vida sensatez y prudencia.

Con mi proceso de Terapia recuperé mi pasado, ordené mi vida y le di sentido. He aceptado con resiliencia los acontecimientos dolorosos que he vivido y  siento que he crecido como persona. Hoy me siento más consciente, más auténtico, seguro y feliz.

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