Ni por un momento te creas que como madre no eres capaz de poner límites a tu hijo/a adolescente.

En una charla para madres y padres de adolescentes, una participante compartía el problema con su hija .

  Se trataba de que su hija hacía uso abusivo del teléfono móvil, las redes sociales y otras pantallas que la tenían enganchada, la limitaba en sus relaciones sociales además de ponerla en contacto con “amistades” de dudosas intenciones.

  Ella, como madre,  sabía que el problema era una problema de límites, poner límite a ese uso desmesurado.

  Hasta donde yo sé poner límites va de:

– Comunicarlos de manera firme y amorosa.
– Transmitir que los límites aportan seguridad y que transgredirlos, y más en este caso, implica un peligro.
– Avisar, si se puede, de las consecuencias de saltarselos y aplicarlas en todo caso.
– Comunicar con un mensaje coherente entre lo que se dice y lo que se hace.
– Pactarlos si se considera necesario,  sin perder de vista que las madres y padres no podemos ceder  en aquello que es importante para nosotros.
– Si es posible madre y padre han de ir a una y formar un equipo que se apoye mutuamente.

 

   Y poco más.

 

Generalmente y también  en este caso las madres y padres suelen contestar …

  • ¿Y eso cómo se hace?
  • yo lo he probado de todas las maneras y no funciona
  • No logro que ella o él entienda que esto es así

   Y respuestas similares.

 

   Yo soy terapeuta no educador, así que no se como lo tiene que hacer esta madre en concreto ni ninguna madre en particular.

  Como máximo podria decir como lo haría yo en mi casa y con mi hija.
O como lo haría imaginandome en su situación.

  Me he dado cuenta que detrás de estas respuestas hay un sentimiento de impotencia.

  Como madre no soy capaz de hacer que mi hija respete los límites que creo necesarios.

  Y esto hace sufrir.
A veces mucho.

  Y me da la impresión que no van a salir cosas buenas si se sufre…

  Lo que pasa es que no me lo creo.
Lo del sufrimiento si, lo de no ser capaz no.

  Yo lo que creo es que no hay nadie más indicado ni mejor preparado que una madre o un padre para hacer que un hijo o una hija respeten los límites.

  No hay nadie más experto.

  ¿Quien conoce mejor a un hijo o hija?

  ¿Quien sabe como es la convivencia familiar?

  ¿Quien mejor que un@ mism@ para saber lo que quiere y necesita?

 

  Asi que no te creas ni por un momento que tú,  madre o padre,  no eres capaz de hacer respetar los limites a tu hij@.

 

  Solo necesitas pararte, tener un espacio para centrarte, revisar lo que está pasando y lo que quieres lograr, descartar lo que estás haciendo que no funciona y plantearte nuevas opciones para hacerlo diferente.

  Y  esto lo puedes hacer sol@, en pareja, con amigas o amigos o familiares.

  O en terapia, de manera estructurada y guiada para que trabajes orientad@ a resolver el problema y lograr su solución.

  Un trabajo y una solución que está en tu mano y vas a conseguir tu.

 Nadie más.

 

  Y el primer paso es este:

 

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                 Saludos.